jueves, 25 de julio de 2013

Si total, voy a ir al infierno de todas formas.

¡Buenas leoncitos! 
Si os digo la verdad no estoy totalmente segura de que va a tratar esta entrada pero no puedo dejar que el tiempo pase y no escriba nada más; o sea, me merecería una patada en la boca por no cumplir lo que os prometí (subir entradas habitualmente) y lo que me prometí a mi misma (tener un control de lo que hago y ser constante en algo). 
Yo y la patada que me merezco.
Bueno siguiendo con el tema de la entrada creo que os voy a traer 
algo más personal, os voy a traer una pequeña historia. Mi historia. 
Mis creencias, mis caídas y mis aprendizajes. En conclusión, el por qué soy como soy.



Empecemos por el principio.

Sinceramente no sé cuando comenzó todo esto, pero sé los cambios que han pasado. 
Pensad en un mueble; sí, en un mueble de cajones, donde metes y sacas cosas, el cual ni siente ni padece (por lo menos en apariencia). 
Así era yo en el colegio.
Era un pequeño mueble, donde la gente depositaba insultos, miradas y múltiples cosas más. Un mueble aparentemente estable, pero no se caracterizaba por su belleza. 
Dejemos de lado tanta metáfora y centrémonos en la esencia. En mi. No se sabe bien si empecé a engordar por aquellos medicamentos que me tuve que tomar cuando era pequeña, o es que mi metabolismo era así de por sí, solo sé que yo no estaba como las demás y por culpa de eso era aquel mueble que había en la clase. Era objeto de burla, de miradas insinuando que era una mierda y de más de un complot para dejarme sola y sin amigos. Hay cosas que aún me duelen aunque no lo quiera asumir pero que escriban tu nombre en la pizarra acompañado de múltiples insultos donde ponemos destacar: GORDA, FOCA, IDIOTA, TONTA... y más que no quiero recordar ni nombrar, no hace que te sientas bien. Así he podido estar muchos años, desde primero hasta 6º de primaria y que queréis que os diga bien no se pasa y de ahí no sabes muy cuerda de la cabeza. 
Bueno, el mueble iba haciéndose más grande y los años se veían pasar por él, las cosas le iban afectando más y como no, ya no era fuerte para sostener todo el peso que llevaba en su interior y menos poder defenderse así que se limitaba a callar y a llorar. 



Pero bueno, acabó el colegio y entré al instituto dispuesta a ser tal y como verdaderamente era. No fue fácil, era del grupo más pequeño, la gente se seguía riendo de mi, preguntándome sobre mi peso o, simplemente, limitándose a decirme: "Oye, ¿sabes qué existen las dietas?". Em... ¿Hola? Sé que existen. Y sí que lo sabía bien. Siempre empecé a hacer dietas, desde muy pequeña, pero como he dicho era pequeña, nunca quería asimilar que tenía que ponerle remedio y que todo eso no se iba a ir si no ponía de mi parte, así que seguía comiendo y más que nunca me aferré a ella porque era la única que me daba algo a cambio (aunque fueran kilos). Pero aquí empieza la edad del pavo, de los novios, de las idas y venidas, de las subidas y bajadas... y bajé más que nunca. Hasta día de hoy no he querido admitirlo pero sí, bajé mucho y casi me estrello. Me aclaro. 
Empezó tercero, fui descubriendo (o más bien mal informándome) de una tal amiga llamada: Come y vomita. Hay páginas donde podéis encontrar como hacer dietas donde solo comes dos veces al día, podéis también encontrar páginas donde aprender a vomitar con más facilidad, donde os incita a hacer eso.

 Y os lo digo alto y claro, todas son mentira. Todas ellas son mentira y panda de mentiras, no adelgazas vomitando 6 veces al día como llegué a hacer yo, no eres mejor persona autolesionándote como (vergüenza me da ahora afirmarlo) hice yo. Porque coger un compás y arañarte todas las piernas en un momento de debilidad y de rencor a ti misma solo te causa que al día siguiente, cuando te pongas los pantalones largos y te rocen en todas las heridas, te quieras cagar en tus muertos. Y todo esto añadirle en que no eran los mejores momentos en mi familia, en que de tercero a cuarto fue un cambio de amigos y de que no tenía en quién confiar. No puedes hablar con tus padres porque se pasan el día discutiendo y lo único que puedes hacer es proteger a tus hermanas menores llevándotelas de casa, solo puedes salir a la calle y caminar horas y horas hasta que por fin te sientas y lloras hasta quedarte seca, solo puedes confiar en ti misma y ya hasta ni eso...
Es duro, os lo digo de verdad que es muy duro todo esto y que sé que no es fácil salir. Pero como os he dicho vomitar, dejar de comer y autolesionarse no es la salida a todos tus problemas. Después de mucho tiempo vomitando, sin salir de casa por fin comprendí que lo que yo quería :

NO ES LA SOLUCIÓN.
La bulimia no te adelgaza, metéroslo bien en la cabeza. NO ADELGAZA, es más al paso del tiempo acaba engordándote y solo te trae cosas malas, tales que: 
*Ansiedad.
*Compulsión por comer.
*Mareos y migrañas.
*Dolores de garganta.
*Perdida del cabello.
*Depresión.
*Roturas gástricas.
Y mil cosas más. Pero nada bueno. 
Pero bueno, (Digo mucho pero bueno, ¿no? Ts. Da igual.) 

Empezó cuarto. (Sí, volvemos a la historia) y todo fue mejorando, fui madurando y me fui INFORMANDO de todo lo que me pasaba y de todo lo que estaba haciendo y poco a poco dejé de vomitar. No quiero decir que ahora me sienta bien ni nada por el estilo, no quiero decir que de la noche a la mañana te quieras tal y como eres, no... porque si fuera así yo no estaría haciendo dieta. Si no os sentís bien con vuestro cuerpo haced dieta, pero siempre de manos de un especialista... hablad, HABLAD, es lo más importante que tenéis que hacer. SACAD toda la mierda que lleváis dentro y luchad por lo que realmente queréis. SOMOS FUERTES. Mucho más que todos ellos que nos han insultado, SOMOS FUERTES, más de lo que creemos. 

Ahora me doy cuenta de todo lo que he hecho en mi vida, de todas las caídas y he aprendido una sola cosa pero creo que la más importante: 
Si no luchas tú por tu vida, nadie lo va a hacer por ti. 
Miradme, ahora me avergüenzo por lo que hice. Ahora estoy tal que así:



Caí, ya no podía caer más bajo y miré a mi alrededor. No había nadie. Me levanté y me informé de todo lo que me pasaba y hacía. No veía resultados en ellos. Hablé. Luché por mi. Ya he perdido 11 kg de forma sana y sin hacerme daños. ¡Me siento bien conmigo misma y con más ganas de luchar que nunca! Me siguen afectando comentarios y miradas pero: QUE LE JODAN AL MUNDO. Es mi vida y no voy a someterme a la opinión de nadie. 





Pero lo perfecto de nosotros son cada una de nuestras imperfecciones que nos hace ser quienes somos y que nos diferencian de los demás. 






Yo seguiré luchando hasta que me sienta bien con mi cuerpo y con mi mente pero nunca volveré a cometer el mismo error, dejarme influenciar por lo que la gente diga y alejarme de mi misma ya que si me pierdo perderé a todo el que me rodea. Porque al fin y al cabo eres la única persona que va a estar contigo SIEMPRE. 




Y voy a seguir luchando. 









No soy perfecta y, sinceramente, ya no quiero serlo.

No hice esto para que sintáis pena por mi, ni para que me preguntéis como estoy y mucho menos para que ahora os preocupéis por mi... porque si he sido capaz de contarlo es porque ya estoy bien. Solo dar las gracias a todas aquellas personas que me hundieron porque ahora soy más fuertes que ellas y ya no digo que me de igual todo, pero sí me dará igual lo que me digan sobre mi físico porque me estoy demostrando que lo puedo cambiar a base de bien y que no necesito a nadie para que me ayude porque para eso estoy yo.
Solo me arrepiento de una cosa: No hacer todo lo que me gustaba por miedo a que la gente se riera de mi.


Bueno, creo que he dejado bien claro lo que me importáis todos aquellos que intentan hundirme y creo que he dejado bastante claro que todo se puede conseguir luchando y que rendirse no es la solución. No espero que con esto dejéis de hacer todo lo que hacéis, como autolesionaros, o que cambiéis vuestro prototipo de persona perfecta, como las anoréxicas, solo quiero que veáis que no todo se soluciona así y que si yo, una simple persona más de este pequeño mundo, he podido... vosotros también. 

Bueno, aquí os dejo.
Adiós pequeños leoncitos.
Chachi.