viernes, 25 de agosto de 2017

Soy.


Yo soy fuego, aire, viento.
Soy tierra, donde enraízan tus alientos. 
Soy lobo, soy fiera. 
Soy llantos de desespero.
Soy sangre recorriendo tus arterias, tus venas, tu cuerpo. 
Soy latido, suspiro, bandido. 
Soy la amada en llamas, la luna sin estrellas, la vida sin que tú estés en ella.
Soy quien no quiere ser y quién es.
Quien observa y calla y que cuando calla, otorga. 

Soy la consciencia ebria, la que embriaga tus anhelos en mis piernas. 
Soy los labios rotos, la mirada perdida, la conciencia tranquila. 
Soy una bala en el pecho, una herida abierta que no cicatriza. 
La que se quiere curar y la que está en carne viva. 
Soy olor a libro viejo, sabiduría a base de palizas. 
Soy cenizas que no arden, un espejo roto, un reflejo olvidado. 
Un artista que odia su obra, una novela sin final, una canción que nadie escucha. 

Soy mendigo, emperador, juez de tu propia muerte. 
Soy agua, lágrimas dulces en el momento más amargo. 
Soy risa de mirada triste. 
Pidiendo afecto, una puta que no llega a fin de mes. 
Soy el aliento del ángel de la muerte en tu nuca. 
Devastadora, desgarradora, aterradora. 

Solo soy quien no quiere ser y quién es, 
quien ama y quién no es amado,
quien llora y quién no es consolado.
No soy nadie y soy todo. 
Soy todo y no soy nadie. 
Soy un bucle infinito de posibilidades improbables. 

Soy y no existo.