martes, 3 de septiembre de 2019

Tu carta.

Ahora mismo me escuecen los ojos porque quiero llorar, pero ya no puedo más.
Ni lágrimas me salen y yo era infinita en esta materia.
Te escribo esto porque te miro de reojo en secreto, porque aunque fui yo la que dije adiós, soy también la última en irme.
Siempre he sido la última en colgar el teléfono, siempre me quedaba esperando a escuchar tu último suspiro.
Es verdad que te hice muchas promesas, que hicimos muchas promesas.
Pero me has dejado rota después de tanto tira y afloja.
Es verdad que fui la que puso el punto en esta relación y me temo que será el final, pero nadie me podrá decir jamás que tiré la toalla contigo.
Jamás podrás decir eso y creértelo. Porque di la que más en esta relación, di tanto que hasta me di a mí misma en el camino.
No te arrepientes de haberme conocido, yo a ti tampoco, pero si volviese atrás puede que no haya estado tanto tiempo a tu lado.
Te voy a decir todo lo malo, porque creo que nadie te ha dicho nunca esto, pero destrozas, arrollas.
Pretendes que den la vida por ti, que te traten con cariño y mimo, como si te fueras a romper aunque sabes de sobra que tienes una coraza tan dura que ni queriendo se te rompe.
Me has hecho daño, más que cualquier persona que estuvo a mi lado, más que aquellos matones en el colegio.
Te dejé entrar a mi vida por completo, de verdad, entraste hasta lo más profundo, caminaste por mis entrañas como si fuera tu casa y las cogiste entre tus manos. Te dejé entrar a mí, inocente de mí.
Me abrí a ti y dejé las puertas abiertas y en vez de cuidar de mi hogar, entrabas y salías. Y cada vez que entrabas y salías, te llevabas una parte de mi y me traías inseguridades.
Trajiste a terceros y me hiciste sentirme pequeña, atómica, invisible, inexistente. Porque yo no estaba en tus pensamientos en esos momentos.
Decidí darte la oportunidad de volver a recorrerme con tus manos, lo hice con la ilusión de una niña pequeña.
Y volvieron las peleas y volvieron los fantasmas de tus navidades pasadas.
Nunca hiciste un funeral para ellas, nunca las dejastes descansar en paz.
Siempre las traías con tu carismática sonrisa de niño bueno que sabe que está haciendo travesuras.
Y encima me echaste las culpas de que las trajeras. Encima yo tenía que cargar con el muerto.
Dices que me demostrabas que me querías, pero nunca supiste escucharme, cómo me ibas a querer si solo se te escuchaba a ti. Solo hacías las cosas por y para ti. Nunca estuve en tu ecuación.
Dices que me dejaste conocerte de verdad, no te lo niego, porque aprendí a caminar entre tus sombras y me sabía el recorrido de memoria, pero las luces me las tenía que ganar según tú. "Te lo mereces? Te lo tienes que ganar" me decías, yo me quedaba aturdida porque jamás te metí en las carreras de relevos, y yo tenía que competir con todas las chicas porque según tú tenías a muchas detrás.
Me decías también que si estabas conmigo es porque me elegiste a mi, como si estuviera en una feria con una etiqueta de compra-venta.
Y yo no te tuve que "elegir", para mi eras mi única opción, mi ecuación acaba contigo, para mí eras mi solución. Quiero decir que eras único, no tenías competencia.
No sabes lo hondo que llegaron esas palabras y, yo que ya cargaba con mis propias inseguridades, le diste de comer a todas ellas.
Yo solo satisfacía tus deseos:
- Quiero mi camiseta, vete a recogerla. Yo fui a por ella.
- Quiero tener sexo. No me apetece amor. Pues veo porno a tu lado porque no me das lo que quiero.
-Si no estas para mi, ya estarán otras.
Y pensarás que te estoy pintando como el malo. No mi rey, eras tirano.
Querías que te presumiera, que te alabara delante de todo mi alrededor, pero después te avergonzabas de mi porque no ponía fotos en instagram. Yo no subía una foto, y tú no me nombrarías. Ese era el trato.
Me exigías que te dijera que dejases de ver a chicas, me decías: Dime que no las vea, dime que no quede con ellas y no lo haré. Ilusa de mí, dije que no las vieras sabiendo que yo estaba haciéndolo mal porque no debía de exigirte nada. Esto sería un préstamo que te debería. Y así fue.
Me llamaste loca.
Estaba loca ese día, actué como una loca. Pero no soy una loca. Me apretaste, me estrujaste hasta que estallé. No podía ver cómo me decías que te ibas a ir con otra, no podía soportar cómo alguien a quien yo amaba hasta las trancas me decía que no le importaba y que se iba a ver a otra.
Cuando el día anterior me amabas.
Contigo siempre eran idas y venidas.
Me hacías daño y me pedías perdón.
Yo me ponía una tirita y sacaba mi mejor sonrisa.
Aprendí amor con connotaciones negativas.
Creía que discutir a diario era una relación.
 Dios...
No veo ya porque las lágrimas no me dejan ver.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Luces y sombras.

Me parece más bien gracioso
porque has matado a todas las mariposas 
que había en mi interior.

Cada vez que estaba contigo 
todas ellas eclipsaban la luz del sol
pero te dedicaste a abatirlas 
una a una.

Puede que ahora vea con más claridad
que nunca.
Y cuanta más luz hay en mí
más oscuridad es la que te rodea.